Tenía dos hernias de disco paseando por mi espalda cuando se cruzó en mi vida Zulema Gaia.
No sólo tenía dolor también mi ánimo por los suelos.
Acudía a la primera sesión con cierta desconfianza, con la desconfianza que te da el desconocimiento.
A los pocos minutos de sesión, empecé a notar cómo se iban aflojando los músculos de la espalda y dejaban penetrar los dedos de Zulema con total confianza.
Fue una experiencia magnífica, no solo salí aliviado de dolor sino que también mi lesionada autoestima salió fortalecida.
He vuelto más veces, ya con total tranquilidad y he experimentado sensaciones que no podría haber imaginado, son sensaciones tan íntimas que no se pueden relatar.
Si esto que escribo sirve para que otra persona en situación parecida decida llamarte, perfecto, porqué sé que será para ella un encuentro mas que satisfactorio.
Solo darte las gracias Zulema por toda la bondad que transmites en tus masajes y el beneficio que a cambio recibimos.
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